lunes, 14 de septiembre de 2020

It´s a Wonderfull World (ya lo decía Louis Armstrong).




Cuando nos ponemos a hablar de juegos de mesa hay expresiones que salen bastante a menudo, véase: 
“Este juego tiene mucha profundidad”
“Es sencillo pero complejo”
“Es fácil de sacar a mesa”
“!Este juego tiene su “Aquel”¡ (y nos quedamos tan agusto… “Aquel”, ese gran desconocido).



Pues en honor a todas estás frases sacadas del libro del buen jugón de mesa podemos afirmar que en este caso concreto se cumplen todas con creces. 

Si quitamos una mecánica de producción bastante particular que lo hace especial, todos los que lo probamos hemos concluido que nos recuerda mucho al 7 Wonders, lo cual no deja de ser un halago. Coge lo mejor de éste (draft de cartas, y turnos simultáneos), para luego aplicar una mecánica diferente que lo hace bastante adictivo, y difícil de dominar en las primeras partidas (necesitas conocer muy bien las cartas, o darte cuenta de que necesitas los dichosos cubitos grises y negros pa tó).

La esencia del juego es que para construir cualquier carta necesitas unos recursos que se van a ir produciendo en orden (gris, negro, verde, amarillo, azul), así que tienes que tener mucho cuidado en que orden construyes las infraestructuras de tu ciudad, porque de ello depende que durante este turno puedas ir combinando recursos que te permitan crear algo parecido a una ciudad sostenible. De lo contrario estarás más cerca de crear la casa de los teletubbies.

Lo recomendamos para: Jugadores que busquen eurogames ágiles, con turnos simultáneos, y por qué no, con mucha profundidad (a uno de nosotros le encanta esa palabra, si no lo habíais notado esperad a la review del Tapestry) 😊. Lo recomendamos como euro de iniciación (al nivel de 7 wonders). 

No lo recomendamos para: gente que solo quiera juegos tipo party.

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