jueves, 11 de junio de 2020

Wingspan - Pajaritos por aquí, pajaritos por allá…

Si hay un juego que lo ha petado en 2019 es Wingspan. O lo que es lo mismo, ENVERGADURA… si, no suena igual. Google Translate no le hace justicia, además se trata de un juego familiar, así que nada duro… only pipis.

¿Y es que a quien no le gusta un buen euro basado en pajaritos? Por si a alguien no le queda claro de que va este juego, es de coleccionar aves. ¡En tu propio aviario! OH MY GOD! (Janice style).

pájaros


Y que aves… que si el chochín común, el chorlitejo culirrojo o el colín de Virginia… lo dicho, recordad, es un juego familiar. Por nombres no será… no olvidemos a los Zopilotes ¡¡Me encanten!!  

Luego te encuentras con algún que otro desconocido, como el Águila Calva… que no me suena de na. Y encima vale 9 puntazos! (Aunque como no haya peces en el comedero no te comes ni los mocos).

Se trata de un juego fácil de explicar ya que solo hay cuatro acciones posibles en un turno: poner un pollo, coger alpiste, poner huevos o robar cartas. A partir de ahí se desarrolla un gran abanico de estrategias, puedes ir a pájaros de muchos puntos, puedes ir a poner huevos, puedes intentar ganar los objetivos de ronda. Y también puedes tener la peor suerte del mundo y que el mejor pájaro que te toque sea el Chochín Criollo (os juro que se llama así) que vale un punto y encima su único poder es jugar una segunda ave que como no tengas la comida pues ahí te has quedado.

Para los que como yo tengáis debilidad por los juegos elegantes y bonitos, este posiblemente sea de los juegos más bonitos y bien diseñados del mercado. Cada carta es una maravilla, entre la ilustración, la información del pájaro, sus poderes que tienen todo el sentido del mundo. Tiene cuidado hasta el más mínimo detalle. Por ejemplo, el Chingolo Coroniblanco, que vive en arbustos y mientras los haya, puede estar en cualquier hábitat, así su poder es ir cambiado de zona del tablero cuando lo activas, que quieres comida, pues lo activas y lo mueves al bosque para conseguirla en el siguiente turno, un genio el Chingolo.

En resumen, un juego de 10 (¿se nota que es mi favorito?) bien diseñado, precioso, fácil de aprender y siempre es una partida diferente y entretenida sin llegar a hacerse pesada.

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